Tanto tiempo perdido en evitar realidades.
Dejando la vida pasar.
Ahogándome en soledades.
Esperando sin saber que esperar.
Recurriendo a mentiras para no dar la cara.
Alimentándome de ilusiones.
Cansado de quererte y no tenerte.
Negando sentimientos fundamentales.
Torturado por estar aquí y no en otro lugar cualquiera.
Fingiendo saber mientras aprendía.
Dejándome llevar por las emociones.
Muriendo poco a poco sin dejar de respirar.
Perdiendo el tiempo.
Maldito tiempo pisándome la espalda.
Sin dejarme avanzar.
Respirar.
Olvidar.
A estas alturas
todavía me pregunto
qué habrá sido de ella.
Aún la pienso
caminando por la calle alucinada,
preguntándole a todos los que corren apurados
de un lado a otro si quisieran conocer la historia
de cómo ella le hizo el amor a Dios,
y este a cambio le reveló todos los secretos
de nuestra
existencia.
Gemidos.
No me importa lo que diga el vecino.
Si quiere oír que oiga. Le alegraremos el día.
Y la noche también.
Sólo me importa oírte reír, gritar y hacerte feliz.
Tal como tú a mí.
Dulce sufrir. Alegre reír.
Y volver a intentarlo una vez más y más.
Ir y venir y llegar y quedarnos mirando el cielo de tu habitación.
Sin que importe el paso de las horas,
los ruidos
o las luces que regresan y
se van,
que vuelven y se esconden nuevamente al ritmo de los sonidos.
Los tuyos y los míos.
Juntos somos uno.
Somos dos.
Somos todos los que
Femme Fatal
Me gustas.
Me gusta que me hagas sufrir
con tu vaivén.
Por horas eres dueña
de mis sueños húmedos.
Esta noche vivo para estar contigo.
Beber, bailar
y fumar
y amarte
y amarte más y fumar.
Como si fuera mi última noche en este lugar.
Me gustas.
Que me hagas mal no significa que no me hagas bien.
Puedo morir y revivir y volver a morir por ti.
Sueño con estar
y masoquistamente sufrir
junto a ti.
Mataría por mojarme en tus deseos.
Y por mil estupideces más que no quiero contar
Escapar.
Todos soñamos con escapar.
Escapamos de preguntas.
Y escapamos de respuestas.
Escapamos con intención
o intencionalmente,
qué es lo mismo
pero no se escribe igual.
Escapamos de la soledad.
Huir: Alejarse rápidamente para escapar,
según el pequeño
Laurousse.
Intentamos escapar del sarcófago.
Escapamos de la realidad en un marco de ilegalidad.
Houdini era un gran escapista, pero sus cárceles eran distintas.
Escapamos de los sueños,
porque los creemos imposibles.
Y de vez en cuando es bueno escaparse de Caracas.
Todos soñaron con escaparse de casa.
No es fácil escapar de los recuerdos.
Escapar es un
No hay que hacer esfuerzos para tropezar con la misma piedra dos veces. Tres. Cuatro. Cinco veces aún. No de todas las vivencias se sacan lecciones o conclusiones. Algunas causan adicción, aunque por dentro pudran y te partan en infinitas partículas de dolor. Lo aprendido nunca es definitivo. En este extraño lugar todo es circunstancial. Todo tiene que ver con el tiempo y el espacio en que ocurran. Yo soy adicto a los tropiezos. No aprendo de ellos. De igual manera sigo viviendo y buscando espacios cálidos donde vivir. Conversar. Amar. Odiar. Sufrir. Morir y conformarme. La conformidad es una enfermedad que día a día se carcome mis entrañas.
A veces me siento como un rayo de luz sin hogar.
Como una lagrima sin tristeza ni dueño.
Como una canción sin guitarra y sin autor.
A veces me siento como una estrella fugaz sin deseos.
Como lluvia sin gotas, nubes ni truenos.
Como un rey sin corona, reina ni reino.
Hoy me siento como palabras que no logran tener sentido.
Te veo tan cerca tan lejos
tan lejos muy lejos de mi
que suelo conformarme
con una mirada fugaz y
recordarte en las noches,
y soñarte despierto
y anhelar tu regreso
para que mis ojos
se puedan llenar
una vez más y más
de tu efímera figura
que no logro retener
ni en el mas húmedos
de los sueños,
dulces sueños.
Puedo reír.
Puedo llorar. Sentirme como los demás.
La carga de todo disminuye.
Puedo reír.
Puedo llorar. Realmente decir lo que siento.
Sin temores absurdos.
Quebrantando estupidas reglas.
Puedo reír. Puedo llorar.
Razonar con mis antiguos agresores.
Dar mi brazo a torcer.
Dar la espalda a (al) tiempo.
Pensar un minuto antes de reaccionar.
Reírme del mundo. Dejar que se rían de mí.
Ya no me importa.
Puedo reír. Puedo llorar
Puedo llorar. Como cuando era chamo.
Y me negaba a las verdades.
Y no quería crecer. No quería cambiar. ¡No me quería mudar!
Ni que mataran mis pensamientos.
Las premoniciones me levantaban de noche.
No tengo tiempo para esperar por ti.
Tardas y pretendes que siga aquí sentado y callado sin mucho que hacer.
Fumando uno, dos, cinco cigarrillos, acercándome mas al cáncer que a tu corazón.
Convirtiéndome en una estatua enmohecida por el tiempo.
¿Acaso me vendrías a visitar así?
Estando yo a la merced de la ciudad,
y sentada tú bajo la sombra de un árbol de hojas tristes en una plaza sin nombre ni fecha de nacimiento de esas que no entran en los presupuestos municipales.
Mientras carros, jíbaros y hambrientos pasan por tu lado.
Mientras llueve, escampa o se oculta el sol.
Mientras te olvidas de quien era yo.
Fumando uno, dos, cin
En mi cuarto hay un hueco que da hacia el sol, el piso está lleno de grama y por la ventana entra lluvia fría de madre selva. Así no puedo dormir. Paso toda la noche en trances neuróticos tratando de encontrar la paz por medio de la razón. En mi techo viven aves de las más infinitas especies, en mi baño vive un cocodrilo llamado Zacarías y la parte de abajo de mi cama es una cueva sin final. Así no puedo dormir. Paso la noche insomne, vigilante, adivinando los sonidos que se crean a mí alrededor. Mi cuarto no escapa del desarrollo irracional, tapé el hueco, pavimenté el piso, cerré la ventana, espanté las aves del techo, maté al cocodrilo y t
Puedo reír.
Puedo llorar. Sentirme como los demás.
La carga de todo disminuye.
Puedo reír.
Puedo llorar. Realmente decir lo que siento.
Sin temores absurdos.
Quebrantando estupidas reglas.
Puedo reír. Puedo llorar.
Razonar con mis antiguos agresores.
Dar mi brazo a torcer.
Dar la espalda a (al) tiempo.
Pensar un minuto antes de reaccionar.
Reírme del mundo. Dejar que se rían de mí.
Ya no me importa.
Puedo reír. Puedo llorar
Puedo llorar. Como cuando era chamo.
Y me negaba a las verdades.
Y no quería crecer. No quería cambiar. ¡No me quería mudar!
Ni que mataran mis pensamientos.
Las premoniciones me levantaban de noche.
Te veo tan cerca tan lejos
tan lejos muy lejos de mi
que suelo conformarme
con una mirada fugaz y
recordarte en las noches,
y soñarte despierto
y anhelar tu regreso
para que mis ojos
se puedan llenar
una vez más y más
de tu efímera figura
que no logro retener
ni en el mas húmedos
de los sueños,
dulces sueños.
A veces me siento como un rayo de luz sin hogar.
Como una lagrima sin tristeza ni dueño.
Como una canción sin guitarra y sin autor.
A veces me siento como una estrella fugaz sin deseos.
Como lluvia sin gotas, nubes ni truenos.
Como un rey sin corona, reina ni reino.
Hoy me siento como palabras que no logran tener sentido.
No hay que hacer esfuerzos para tropezar con la misma piedra dos veces. Tres. Cuatro. Cinco veces aún. No de todas las vivencias se sacan lecciones o conclusiones. Algunas causan adicción, aunque por dentro pudran y te partan en infinitas partículas de dolor. Lo aprendido nunca es definitivo. En este extraño lugar todo es circunstancial. Todo tiene que ver con el tiempo y el espacio en que ocurran. Yo soy adicto a los tropiezos. No aprendo de ellos. De igual manera sigo viviendo y buscando espacios cálidos donde vivir. Conversar. Amar. Odiar. Sufrir. Morir y conformarme. La conformidad es una enfermedad que día a día se carcome mis entrañas.
Escapar.
Todos soñamos con escapar.
Escapamos de preguntas.
Y escapamos de respuestas.
Escapamos con intención
o intencionalmente,
qué es lo mismo
pero no se escribe igual.
Escapamos de la soledad.
Huir: Alejarse rápidamente para escapar,
según el pequeño
Laurousse.
Intentamos escapar del sarcófago.
Escapamos de la realidad en un marco de ilegalidad.
Houdini era un gran escapista, pero sus cárceles eran distintas.
Escapamos de los sueños,
porque los creemos imposibles.
Y de vez en cuando es bueno escaparse de Caracas.
Todos soñaron con escaparse de casa.
No es fácil escapar de los recuerdos.
Escapar es un
Femme Fatal
Me gustas.
Me gusta que me hagas sufrir
con tu vaivén.
Por horas eres dueña
de mis sueños húmedos.
Esta noche vivo para estar contigo.
Beber, bailar
y fumar
y amarte
y amarte más y fumar.
Como si fuera mi última noche en este lugar.
Me gustas.
Que me hagas mal no significa que no me hagas bien.
Puedo morir y revivir y volver a morir por ti.
Sueño con estar
y masoquistamente sufrir
junto a ti.
Mataría por mojarme en tus deseos.
Y por mil estupideces más que no quiero contar
Watch XelaHavok to be the first to see new deviations.
Deviation Spotlight
1 by XelaHavok, literature
Literature
1
No tengo tiempo para esperar por ti.
Tardas y pretendes que siga aquí sentado y callado sin mucho que hacer.
Fumando uno, dos, cinco cigarrillos, acercándome mas al cáncer que a tu corazón.
Convirtiéndome en una estatua enmohecida por el tiempo.
¿Acaso me vendrías a visitar así?
Estando yo a la merced de la ciudad,
y sentada tú bajo la sombra de un árbol de hojas tristes en una plaza sin nombre ni fecha de nacimiento de esas que no entran en los presupuestos municipales.
Mientras carros, jíbaros y hambrientos pasan por tu lado.
Mientras llueve, escampa o se oculta el sol.
Mientras te olvidas de quien era yo.
Fumando uno, dos, cin